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domingo, 11 de mayo de 2014

La celebración continua, la procesión va por dentro.



Abro mi Facebook, al cual ya me he declarado adicta.

Todos los días lo abro y veo las fotos, las celebraciones, las tristezas y comentarios de una gran cantidad de amigos, nuevos y lejanos que configuran MI red social virtual.Hoy es el día de la madres en muchos países, entre ellos mi Venezuela lejana…nos felicitamos mutuamente el hecho de ser madres, nuestros hijos nos envían flores, besos, imágenes de nuestra juventud…Yo misma coloco la venerada foto de mi madre y confieso públicamente la enorme falta y el enorme vacío que su ausencia provoca en mi. Y me felicitan mis amigas, las amigas de mis amigas, las hijas de mis amigas que en algún momento de nuestras vidas las he sentido hijas, porque después de ser madre, todos los hijos del mundo pasan a ser tus hijos y todas las madres del mundo pasan a ser tus hermanas.

Sin embargo, hoy no siento esa alegría.
 Hoy pienso en mi hermana mayor que sufre con su enfermedad, pienso sobre todo en las madres de Venezuela que han perdido a sus hijos o tienen a sus hijos presos victimas de un mundo bizarro, coloco el dibujo que realizo, sorprendida de dibujar algo tan dramático, luego de haber declarado alguna vez que mi pintura solo pretendía despertar sentimientos amables…pienso en las madres de esas niñas de Uganda que han sido secuestradas…y me pregunto como soportan ese dolor… Por eso hoy, comparto mi tristeza en la esperanza de que se convierta en canto.

 Bendigo a las mujeres. Bendigo a mi madre y a mis hijos. Bendigo a mi esposo que me hizo madre. A mis hermanas y a mis amigas y a las amigas de mis amigas que son madres y conocen del amor profundo. Y lloro con aquellas que tienen su corazón partido en el día de hoy, esperando el abrazo que no llega, con el beso colgando de sus labios… Lamento que mi mensaje hoy sea triste…pero me siento triste.

Brindo por ello.

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Estoy aquí entre dos océanos a mis costados. A mis pies, el valle silencioso y sobre mi, este cielo.